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Hablar en público no se limita a grandes audiencias. A menudo, se trata de situaciones más cotidianas: hablar con tu jefe sobre tu ascenso, convencer a un cliente o influir en la opinión de amigos o familiares. La clave para tener éxito en estos momentos es aprender a comunicarte de manera efectiva.
Sin embargo, la mayoría nunca hemos recibido una formación formal (o de ningún tipo) sobre cómo hacerlo. Por eso, aquí tienes algunos principios esenciales para realizar presentaciones que dejen huella.
Nota: esta lista no es exhaustiva, pero sí contiene una serie de herramientas que puedes usar inmediatamente que mejorarán enormemente la calidad de tu comunicación y presentaciones.
1. El esquema básico de una buena presentación
- Di lo que vas a decir
- Dilo
- Repite lo que has dicho
Este sencillo esquema ayuda a que tu audiencia siga el hilo de la presentación desde el primer momento, establezca claras expectativas y recuerde lo más importante.
2. Los 3 pilares básicos de la comunicación
1. Sé claro/a
Si no eres capaz de transmitir tu mensaje de forma sencilla y directa, tu audiencia se perderá, sin importar cuán bueno sea el contenido.
Cadencia y silencios
Adapta la velocidad a tu audiencia. La clave es encontrar un ritmo cómodo tanto para ti como para ellos. Usa pausas estratégicas para dar énfasis a lo que estás diciendo.
El uso más potente de la cadencia son los silencios. Con ellos puedes enfatizar mensajes, permitiendo que la audiencia procese lo que acabas de compartir, así como evitar usar muletillas o rellenos como “ehhh” o “ahmm”. Pruébalo.
Ejemplo:
“Valencia está en una situación extremadamente difícil. Necesitan nuestra ayuda urgentemente. [Pausa] Aquí tenéis todos los lugares donde podéis colaborar. [Pausa] Por favor, consideradlo.”
Uso del tono
Tu voz debe ser dinámica. Si hablas siempre con el mismo tono, la audiencia perderá interés rápidamente (piensa en ese profe que sólo leía diapositivas…). Varía el tono para captar su atención y destacar ideas importantes.
Consejo: acaba las oraciones en un tono más bajo para sonar más asertivo.
Ejemplo:
“¿Estáis listos? ¡Más fuerte!”
Intensidad
Modula la intensidad del habla como si de un pedal de aceleración se tratase. Si te pasas, te estampas, pero si te quedas corto, se te cala el coche. De igual manera, en una carrera lo pisarás a fondo mientras que en la ciudad, irás más tranquilo. Adáptate al contexto en el que presentas para enfatizar ciertas ideas.
Consejo: Si bajas el volumen de la voz, invitas a la audiencia a acercarse, a ser curiosos. Si lo elevas, evocas emociones intensas (incluidos el enfado o la sorpresa, cuidado!).
Lenguaje corporal
Utiliza tus manos para enfatizar lo que dices (evitando gestos excesivos o invadir el espacio personal).
Consejo: Si te suelen temblar las manos, prueba cogiendo un boli, un puntero láser o un clicker.
Por norma general, no escondas las manos en los bolsillos o detrás de la espalda (salvo para demostrar una confianza extrema: “me lo sé tan bien que voy de pachorra”).
Mantén un contacto visual constante y utiliza tus rasgos faciales (cejas, boca, ojos, orejas) para expresar emociones y conectar con quien tienes enfrente.
Haz un esfuerzo activo por no estar dando vueltas sin rumbo por el escenario, evitando mirar al público, haciendo fidgetting… Tenderás a comunicar mejor de forma orgánica.
Diseño de diapositivas
Un mensaje por diapositiva.
Si tu diapositiva tiene más de uno, eso son dos diapositivas.
No pelees contra tus diapositivas (salvo que sea un chiste).
Si la audiencia está leyendo y/o tomando notas, no te está escuchando ni mirando, y viceversa. Remad en la misma dirección.
Opta por diseños más minimalistas.
Todos tendemos a querer añadir más en pos de dejar unas diapositivas “más bonitas”. Es mejor decir mucho con poco que al revés. Ojo, tampoco te pases y hagas todo únicamente blanco sobre negro, encuentra una escala de colores y lenguaje que acompañen al tema, y sé consistente con ello.
Prepáratelo
Igual que no irías a un examen importante sin estudiar (espero), prepárate la charla antes de darla. Grábate, házsela a compañeros, amigos o familiares…
Emula la situación lo más cercano posible: si vas a tener un límite de tiempo (e incluso un temporizador), o un clicker, si va a haber focos, si vas a usar micrófono de mano… intenta simular la situación para sentirte más cómodo el día que presentes.
Consejo: apréndete de memoria los 5 primeros minutos. Una vez pasado ese tiempo, es más probable que hayas entrado en un estado de flow que permita que el resto te salga sólo (si lo has practicado).
2. Sé breve
Menos es más. Las presentaciones largas y recargadas de detalles suelen perder la atención de la audiencia. La brevedad es clave para mantener el interés y garantizar que tu mensaje llegue de forma directa y eficaz.
Imágenes mejor que texto
Una imagen vale más que mil palabras.
Show, don’t tell.
Si puedes, haz uso de imágenes. Son una herramienta extremadamente potente para conectar con la audiencia y transmitir tu mensaje de una forma más vívida pero a la vez, breve.
No te vayas
Tener un guión claro y ajustado a los puntos clave de tu presentación te ayudará a no desviarte del mensaje principal. Recuerda que las audiencias aprecian las presentaciones que van al grano. Si dudas sobre incluir algo o no, prueba sin ello de primeras.
Consejo: ten una frase que puedas decir para pararte cuando detectes que estás divagando. “Bueno, volvamos al tema” o “pero eso es una historia para otro día” son buenos ejemplos.
Repite únicamente lo esencial
Utiliza la repetición para enfatizar los puntos más importantes, pero de manera eficiente. No se trata de repetir todo el tiempo, sino de recordar los conceptos clave para que queden grabados en la memoria de tu audiencia.
Ejemplo:
“Para finalizar, recuerda que mejorar tu productividad comienza con tres pasos: organización, gestión del tiempo y comunicación. Aplica estos principios y verás cómo tu día se vuelve más productivo.”
3. Sé inolvidable
A través de la conexión emocional puedes lograr un efecto clave en la mente de tus oyentes. Haz que tanto tu mensaje como la forma de comunicarlo sea únicos y sobresalgan.
Haz que valga la pena
Tu presentación debe ofrecer valor. Si la gente dedica tiempo a escucharte, asegúrate de que tu mensaje sea relevante y útil: ¿querrías tú asistir a la charla que estás preparando? ¿Cuál es el coste de estar ahí para los asistentes? ¿Y para ti?
Si no merece el tiempo, esfuerzo, dinero… conviértela en un email (o mensaje directo, artículo o lo que mejor sirva).
Usa historias (storytelling)
Piensa en cualquier historia de tu infancia. Caperucita Roja, Los Tres Cerditos… Seguro que aún la recuerdas (con mayor o menor grado de detalle), pero si te pido que me digas qué comiste la semana pasada, casi seguro que sólo podrás nombrar aquellas comidas que evocaron emociones intensas.
Las historias son la herramienta más poderosa para conectar emocionalmente con tu audiencia. A través de ellas, puedes ilustrar tus puntos de forma que resulten mucho más fáciles de recordar, dado que los humanos hemos evolucionado para recordar las historias con mejor que el contenido memorizado (ya que éstas evocan emociones, y un mero texto no).
La fórmula a seguir es simple: introducción, nudo y desenlace. Usa personajes con los que la audiencia pueda identificarse y tendrás una historia con la que a tu audiencia.
Mantén el control de la atención
No dejes que tu audiencia se distraiga. Mantén un ambiente dinámico, haz preguntas y haz que los oyentes participen de alguna manera. Si notas que se desconectan, cambia el ritmo o plantea una pregunta o haz un chiste para captar su atención. Puedes incluso pegar un grito o señalar a alguien si tienes confianza!
Ejemplo:
“(a una amiga que esté distraída) ¡Y por eso Patri está tan atenta! Sabe perfectamente que esta charla es súper importante”
Sé tú mismo
Ah, el cliché de los clichés. ¡Y lo cierto que es! Lo que te hace único es tu forma de ser, tu personalidad, tus expresiones… No trates de ser alguien que no eres. Inspírate en los mejores, pero no les imites. No dudes en contar alguna anécdota divertida o compartir algo personal para generar empatía y mostrar autenticidad y conexión emocional.
Acaba con tu mensaje principal
Y no, no me refiero a que lo mates. Las personas tienden a recordar lo primero y lo último que escuchan de una presentación. Al final de ésta, haz un resumen breve y potente de tu mensaje principal.
Este será el regustillo que dejarás en la mente de tus asistentes. Sé cual bocata de ajos: que se les repita. Si puedes además darles un simple obsequio (un descargable, una imagen…) tendrás más probabilidades de que visiten el tema más adelante, asentando más aún esa información en su memoria.
Ejemplo:
“Con esto concluimos la charla. Os recuerdo rápidamente el esquema de una buena presentación: di lo que vas a decir, dilo y repite lo que has dicho; y los pilares de una comunicación efectiva: sé claro, sé breve y sé conciso.
Os dejo además un PDF que podéis descargar aquí mismo con estos pilares, así como otro más extenso que podéis usar de chuleta al hacer vuestras propias presentaciones. Gracias por asistir”
3. Take-home
Esquema de una buena presentación:
- Di lo que vas a decir
- Dilo
- Repite lo que has dicho
Los pilares de la comunicación efectiva:
- Sé claro/a
- Sé breve
- Sé inolvidable
Con una comunicación efectiva, puedes transformar cualquier charla o conversación en una oportunidad para influir e inspirar. Si sigues estas pautas, tu presentación será una más de cientos a las que asistirán en su vida, sí, pero de las pocas que recordarán.